Cómo elegir la mejor almohada para descansar

Aunque a veces cueste entenderlo, el descanso resulta ser ideal cuando suceden una sumatoria de cosas. Esta lista de cosas es que la habitación sea oscura y silenciosa, tener un buen colchón y que tengamos también una buena almohada y cojines para un descanso ideal.

 

Las almohadas no son todas iguales, y eso es importante de saber si queremos cambiar la que tenemos. Al igual que muchos elementos que sirven para promover buenas posturas, podemos encontrar almohadas ergonómicas que se adapten mejor a nuestros cuellos, como así también almohadas de plumas, que resultan ser muy cómodas y más pesadas, o almohadas personalizables, que aparecen como la última opción cuando no encontramos la almohada ideal.

Además de brindarnos el mejor descanso, las almohadas también son un elemento decorativo de la habitación. Unas buenas almohadas turgentes hacen que la cama se vea mucho más tentadora, más si están acompañadas de cojines largos para cama y pieceras modernas.

 

Más allá del aspecto moderno que pueda brindar las pieceras y los cojines grandes, lo cierto es que los cojines también son acompañantes mullidos para el descanso ideal. Un cojín pequeño es ideal para colocar entre nuestras rodillas cuando dormimos de costado, o para elevar nuestros pies y promover la desinflamación diaria de nuestras piernas. Y los cojines grandes son muy útiles para cuando queremos un apoyo suave en el respaldo de la cama.

 

Por todo esto, es importante elegir a conciencia almohadas y cojines cómodos que puedan servirnos para optimizar nuestro descanso tanto cuando estamos despiertos en la cama como cuando estamos acostados y durmiendo.

 

Características que debe tener una almohada ideal

Las almohadas tienen como función mantener una postura neutral de nuestros cuerpos. Y cuando esto se cumple, al despertar deberíamos sentirnos descansados, sin tensiones corporales ni dolores de cuello, espalda y/o cabeza. Es decir, debemos despertarnos con la sensación de haber tenido un descanso placentero.

Si bien hay múltiples modelos y tecnologías novedosas, al adquirir una buena almohada se requiere de ciertos estándares personalizados.

Gran parte del secreto de una buena almohada es que esta sea funcional a la postura que tenemos al dormir. Por eso, lo primero a considerar es saber cuál es nuestra posición cuando dormimos.

Pero además de considerar eso, también se debe considerar el tamaño tanto en largo como ancho de la persona, la edad que tiene, si se ronca o no se ronca, y gustos personales como la textura y complexión de la almohada en sí.

Repasando, la almohada más ideal se debe definir por:

  1. Ayude a adoptar una posición neutra.
  2. Sea cómoda y ayude a evitar dolores corporales, liberando tensiones.
  3. No tengan materiales que generen alergias.
  4. Se sientan bien al tacto.

Una consideración importante es que puedas cambiar la almohada después de dos años corridos de uso, ya que después de ese gasto, pueden ser más dañinas al usarlas.

Tipo de almohadas según el relleno

Si bien las almohadas se pueden rellenar con cosas impensadas (como por ejemplo, el algodón del palo borracho), existen algunos materiales que son más usuales que otros. En esta clasificación encontramos las almohadas de fibra, las almohadas de espuma viscoelástica y las almohadas de plumas.

Almohadas de fibra

Estas almohadas se fabrican en fibras sintéticas, por lo que son muy recomendables para las personas que hayan desarrollado alergias. Este tipo de almohadas resultan ser muy livianas y además, son buenas para los ambientes húmedos ya que no absorben la humedad. Otro de sus puntos fuertes es que se pueden lavar fácilmente, y que pueden encontrarse en una gran variedad de firmeza y tamaño. Como último punto a resaltar, suelen ser económicas.

Almohadas de espuma viscoelástica

Quienes sufren y padecen dolores cervicales, probablemente necesiten una almohada de este tipo. Estas almohadas se adaptan mejor al cuello y a su forma, permitiendo regular de manera más certera la altura y la firmeza acorde al peso de cada persona. La espuma viscoelástica es muy fresca, por lo que mantendrá una temperatura estable. Además, es un material que tiene memoria: esto significa que siempre vuelve a la forma original que tenía una vez que se deje de usar.

Este tipo de almohadas vienen en modelos que incorporan una capa de gel para aislar del calor a quienes suelen sufrirlo más, y muchas veces se forran en tela jackard que inducen mayor relajación.

Almohadas de relleno natural

Si bien hay todo tipo de relleno, las más comunes son las almohadas de plumas que brindan mucha suavidad y relajación. Existen dos tipos de relleno: plumón y pluma. La diferencia entre estos rellenos es el tamaño: el plumón es más pequeño que la pluma. Por eso, las almohadas de plumón suelen ser más bajas que las almohadas de pluma.

Estos materiales de relleno pueden generar alergias, por lo que antes de comprar una de ellas, lo mejor es chequear no ser alérgico. Este tipo de almohadas duran más que otras, y son de mayor precio. Otra cosa en contra es que es muy complicado lavarlas.

Tipo de almohada según la firmeza

La firmeza se define en gran parte por la postura y la contextura de una persona.

Algunas posturas requieren del uso de más de una almohada o cojín. Para ejemplificar, quienes duermen de costado dormirán mejor si colocan una almohada entre sus rodillas que ayude a alinear mejor las caderas.

En el caso de las almohadas que necesitamos para nuestro cuello, hay que considerar sí o sí nuestra posición predilecta al dormir.

  • Si dormimos boca abajo, lo mejor es tener alguna almohada baja con poca firmeza
  • En cambio, si dormimos boca arriba, la mejor almohada deberá ser con una firmeza y un grosor medio
  • Pero si dormimos de costado, requeriremos de una almohada alta que ayude a que el cuello no descanse doblado y con buena firmeza.

Siempre tengamos en cuenta que la almohada es un elemento de descanso personal. Si duermes en pareja, no intercambies la almohada porque eso significaría que descanses mal. De hecho, cada almohada tendrá un gastado diferente debido a las distintas contexturas y complexiones corporales.