Vamos a ver una meditación Reiki para conectar con la llama interna. La concentración es una de las mayores herramientas de los Reikistas. Especialmente cuando se trata de conectarse con el silencio interno.
A veces no es nada fácil conectar con ese silencio interior, sobre todo cuando hay montones de cosas pendientes que tienes que hacer. Con este ejercicio que vamos a ver, lograrás enfocar tu atención en el momento presente y aquietar la mente para que nada externo la perturbe.
Meditación Reiki: con la llama de una vela
Los ejercicios de enfoque para la meditación pueden hacerse eligiendo el objeto que prefieras, pero hacerlos con una vela es mejor si cabe. Ahora te contamos por qué.
Fijar la vista en la luz de la llama, con las luces bajas, quitará el foco a otras cosas que hay en el lugar donde vaya a hacerse la meditación. Esto ayudará a que mantengas la vista en tu objetivo en todo momento. Además, al ser un objeto con luz propia, será mucho más fácil que sostengas la imagen de la llama en tu mente cuando cierres los ojos. Eso sería algo más complicado con objetos que no tienen luz propia o que son más complejos.
Asimismo, la llama que emite la vela accederá a tu cuerpo a través de los iris de tus ojos. Esto supone una recarga de energía extra para tu cuerpo.
¿Qué aporta esta meditación Reiki?
Este ejercicio te ayudará a conectar con tu llama interna o núcleo energético. Esto pasa porque al final de la misma profundizarás en tu interior para recibirla.
No obstante, no significa necesariamente que quien la haga vaya a conectar con su centro inmediatamente. Ese es un trabajo fuerte de autoconocimiento que requiere dedicación. Pero en el caso de que no llegues a hacerlo, lo cierto es que está herramienta será muy útil para abrir el camino.
Meditación paso a paso: llama interna
Primero, coloca a la altura de tu vista la vela que hayas elegido. En cuanto a la postura, es importante que mantengas la columna alineada y la cabeza erguida. Si no tienes una vela «física», también puedes recurrir a una virtual. En el siguiente vídeo tienes una, con una hora de música de meditación incluida.
Después, siéntate en una postura cómoda (recuerda, la columna erguida). Relaja los brazos y apóyalos sobre las piernas. Cierra un momento los ojos. A continuación, inhala profundamente (lo más que puedas), intentando llevar el aire hasta lo más profundo de tus pulmones.
Exhala suavemente por la boca, emitiendo un suave soplido. Repite la inhalación y exhalación 3 veces.
Sigue respirando, profundamente, pero a la vez de forma relajada. Siempre inhalando y exhalando por la nariz.
Ahora, abre tus ojos y enfoca tu vista en la llama de la vela. Intenta, en la medida de lo posible, no interpretar su movimiento ni ponerle ningún tipo de etiquetas mentales. Céntrate en observarla y en conectarte con ella. Solo deja que la energía penetre en tu cuerpo, sin ponerle ninguna intencionalidad.
Mantén la vista en llama hasta que sientas el impulso de cerrar los ojos. Si, aún con los ojos cerrados, se forma una imagen de la vela en tu mente, es que el ejercicio va por muy buen camino.
Busca la llama en tu interior
Cuando sientas que la imagen de la vela va disipándose, busca la llama de tu esencia en tu interior. Esta sensación te hará recordar la energía de la llama y la sentirás en el centro del cuerpo.
Trata de concentrarte en tu vela interna de forma pacífica, alimentándola con tu atención. Debe ser sin esfuerzo, solo con una atención calmada a la zona.
Mantén esa concentración hasta que sientas que tu centro se ha energizado suficientemente. Si sientes eso, mantente así durante unos minutos y descansa.
Finalmente, abre los ojos y haz tres respiraciones profundas. Inhalando por la nariz y exhalando por la boca.
Esperamos que esta meditación te sea de ayuda.
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